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12 ¡Alégrense y estén contentos, porque en el cielo tienen una gran recompensa! ¡Así también fueron perseguidos los profetas que vivieron antes que ustedes!

Sal y luz del mundo (Mc 4,21; 9,50; Lc 8,16; 11,33; 14,34-35)

13 Ustedes son la sal de este mundo. Pero si la sal pierde su sabor, ¿cómo seguirá salando? Ya no sirve más que para arrojarla fuera y que la gente la pisotee.

14 Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad situada en lo alto de una montaña no puede ocultarse.

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